Yo quiero hacer… A mi me gusta…. Mi idea es…
Estamos acostumbrados a oir y decir estas frases cuando explicamos nuestros proyectos. Está bien que dejemos nuestra marca, para eso es nuestra, pero ¿a quién va dirigido?
¿a nosotros o al resto de personas?
Hay veces que estamos tan centrados en un proyecto que no paramos a reflexionar más de un minuto seguido lo que estamos haciendo. Una opinión externa nunca viene mal, aunque no nos guste, si estamos de acuerdo en todo con los demás, no aprenderemos mucho….
Nos ha tocado vivir una época individualista en la que pasamos demasiadas horas delante del ordenador, escuchando el Ipod, etc. Normalmente no realizamos, o incluso rechazamos, propuestas de colaborar con alguien, tal vez por timidez. Aunque en el fondo estamos pensando, ¿por qué no?
A lo mejor la persona con la que tenemos que colaborar en algo no nos cae muy bien, o nos cae demasiado bien. Al trabajar juntos podemos ver otra forma de trabajar completamente distinta a la nuestra, seguramente discutamos,
pero de esa experiencia habremos aprendido algo.
“La vida no es un problema a resolver sino una realidad a experimentar” dijo un tal Buda. Libera tus prejuicios y aprovecha todas las nuevas experiencias que puedas, pero sobre todo… disfrútalas.
¿Colaboramos?